En Pechiquil, una pequeña comunidad tzotzil de los Altos de Chiapas, vive Hermenegildo Pérez Santis, “Gildo”, un joven de 26 años con dos hijos que sacar adelante. En su comunidad no hay caminos pavimentados, ni casas con puertas y ventanas para resguardarse del mal clima. Menos aún tienen los servicios o comodidades que cualquier habitante urbano consideramos como esenciales. Gildo, como la mayoría de sus vecinos, depende de cultivar el campo para enfrentarse a la cruda realidad de apenas sobrevivir.
Hace un tiempo, Gildo y los demás habitantes de Pechiquil sufrieron una estafa a manos de un grupo que prometió ayudarlos a construir un invernadero y desapareció con los ahorros del grupo. Naturalmente, cuando se les propuso formar una Caja de Ahorro, hubo desconfianza y recelo.
Al primer año de funcionamiento de la Caja, las cosas cambiaron. Pronto vieron beneficios tangibles al descubrir las ventajas de llevar un ahorro organizado. “He podido cuidar a mi familia y a mi comunidad, sobre todo cuando hay una emergencia o alguien se enferma”, dice Gildo.
Los días de niñez en los que gustaba de pelear con la gente han quedado atrás. Ahora Gildo es jefe de familia y un líder comunitario, responsable de invitar a más personas a sumarse a la Caja de Ahorro, además de ser Promotor comunitario de Salud. Aún queda un largo camino por recorrer, pero Gildo día con día impulsa sus amigos y vecinos a salir adelante.
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